De continuar las sequías y la falta de racionamiento del agua en México, se afectará la generación de energía eléctrica en el país, ya que este recurso natural representa el 15 por ciento de la capacidad instalada para producir electricidad, de acuerdo con analistas.
Un análisis del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) detalla que durante los últimos años las regiones Centro y Norte de México han experimentado problemas de escasez debido al aumento de las sequías, y “aunque dichas afectaciones no han impactado de manera importante al sector energético o la industria, de seguir el aumento de este fenómeno, se podrían tener importantes impactos en la producción de energía a nivel nacional, lo que dañaría a la población y la economía del país”.
Señala que la energía hidroeléctrica se genera al transformar la fuerza del agua en electricidad. En México existen un total de 731 centrales hidroeléctricas destinadas a la generación de energía eléctrica, incluyendo mini y pequeñas centrales con menos de 10 Megawatts de capacidad instalada.
Estas se encuentran distribuidas en 16 entidades federativas y en conjunto suman una capacidad de 12 mil 614 Megawatts y consumen un volumen de agua de alrededor de 134 mil hectómetros cúbicos.
Una vez que el agua ha generado dicha energía, es conducida al río de procedencia a través de un canal de desagüe sin haber sido contaminada y puede ser utilizada para otros usos.
“La capacidad instalada se concentra en las cuencas del Lerma Santiago, Grijalva y Balsas, siendo esta última la de mayor riesgo de disponibilidad de agua para la generación eléctrica”, advierte el IMCO.
De esta forma, el sector eléctrico es la tercer industria que más ocupa agua para sus operaciones luego de agricultura, ganadería y acuacultura y de la industria autoabastecida como los comercios y servicios que toman el agua directamente de las cuencas del país.
Explica que las centrales teromeléctricas usan el agua para los procesos de enfriamiento del vapor que sale de las turbinas y regresa al medio ambiente impregnada de químicos.
“Una vez usada, esta agua regresa al cuerpo hídrico de donde fue extraída, generando contaminación térmica, ya que las centrales termoeléctricas impregnan el agua de enfriamiento con cloro, así como otras sustancias tóxicas que evitan el crecimiento de algas dentro de la infraestructura, y por ende, terminan contaminando los cuerpos de agua”, advierte el organismo.
En este sentido, el IMCO destaca que México requiere una actualización de los marcos legales que rigen la gestión y distribución del agua. Estos fueron instaurados bajo condiciones distintas a las actuales, y deben de actualizarse con base en criterios como el aumento de la población, la mancha urbana, la evolución de las sequías y la variación en las precipitaciones.
Asimismo, se requiere invertir en infraestructura y planeación para asegurar la disponibilidad del recurso tanto para la población creciente, como para el cumplimiento de los acuerdos transfronterizos.
“Riesgos adicionales como el aumento en cantidad e intensidad de las sequías, el uso concesionado y el uso clandestino de agua deben tomarse en consideración”, añadió.
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