La transición hacia automóviles eléctricos representa un alza de hasta 35 por ciento en los costos para las empresas en México, señala un análisis de la Asociación Mexicana de Administradores de Flotilla de Automóviles (AMAFA).
Una compañía que cuenta con una flota normal debe aumentar su gasto en ese rango para migrar hacia automóviles eléctricos, mientras que para aquella compañía que ya tiene autos híbridos, el costo es de 15 por ciento de inversión adicional, detalla la asociación.
“Esto indica que antes de entrar de lleno en la electromovilidad, las empresas con flota comercial están aprendiendo a identificar qué es viable electrificar y qué no, ya que considera que el tema va más allá de simplemente comprar un auto eléctrico y operarlo”, dijo Jaime Bringas García, presidente de la AMAFA.
Explicó que primero hay que entender que existen factores ajenos a la compañía, como la red eléctrica con una disponibilidad de conectores vasta.
En segundo lugar se deben establecer e identificar los puntos para hacer la carga, y las facilidades logísticas para que el usuario pueda conectar la unidad durante la noche para hacer una carga más lenta, pero más económica, comparado a si lo hiciera de día en la Ciudad de México.
La AMAFA considera que otorgar automóviles eléctricos a los empleados, también implica dotarles de recursos para que puedan cargar las baterías.
“Las compañías con una flota amplia, deben analizar a cuáles empleados sí pueden darle un auto eléctrico y determinar si le instalan un cargador en su casa o le van a dar un contrato independiente de su instalación de luz”, indicó.
“Es complejo y eso influye para hacer una transición más rápida hacia lo eléctrico, sin embargo, es parte de un aprendizaje. Otro punto es que no hay una disponibilidad alta de autos, pues tienen costos elevados”, abundó.
Además, en México la penetración de estos automóviles es baja todavía, pues representan entre el 2 por ciento y 3 por ciento del total de carros en circulación.
Transporte de carga, el detonante
Por otro lado, el presidente de la AMAFA explicó que donde sí existe un mayor impulso para la electrificación de la flota, es en el mercado de transporte de carga.
“La logística permite tener espacios donde puedes llegar con los camiones que distribuyen los productos y hacer la carga eléctrica, ahí la electrificación va avanzando en un 5 por ciento”.
El análisis de la AMAFA considera que para acelerar esta transición eléctrica en el país se requiere de tres puntos: más estímulos fiscales o una modificación en el concepto de gastos fiscales que se pueden deducir en la compra de autos eléctricos, el desarrollo de mayor infraestructura eléctrica para no depender de un solo proveedor y que las empresas deben tener un rol más importante para generar su electricidad y puedan distribuirla.
“En el 2023 tiene que haber un cambio de mentalidad en quienes gestionan flota para el uso de autos eléctricos. Las armadoras van a poder llegar a un punto de entrega de autos que tenga un mejor balance entre la necesidad y lo que el mercado consume”, indicó.
“El proceso de electrificación, para que se vea como algo tangible, podría tardar hasta 5 años”, añadió la AMAFA.
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