Una nueva oportunidad se abre para Lakach, un campo descubierto en 2006 por Petróleos Mexicanos (Pemex) cuya explotación ha sido un verdadero dolor de cabeza para la petrolera nacional, principalmente por los elevados costos económicos que implica su desarrollo y la baja rentabilidad que arroja el proyecto.
Desde su hallazgo en un tirante de agua de 988 metros, Lakach fue considerado como el más importante yacimiento de gas no asociado en aguas territoriales del Golfo de México y como el cuarto campo de gas seco o húmedo descubierto en el país en términos de reservas originales probadas, probables y posibles (3P), al contar con recursos de aproximadamente un millón 301.8 miles de millones de pies cúbicos.
Sin embargo, su gran potencial no fue suficiente para apostar por el proyecto; incluso en 2012, la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) emitió una opinión negativa al respecto. ,
“La Comisión considera que la versión que Pemex envió no contiene el nivel de madurez dentro de la fase de diseño para un proyecto de aguas profundas ni cubre los elementos suficientes para el otorgamiento de recursos financieros para su ejecución”, se lee en el dictamen final del órgano regulador.
En su momento, Pemex calculó una inversión de 20 mil 281 millones de pesos en un horizonte de 2011 a 2023 para extraer 650 mil millones de pies cúbicos de gas natural.
Las condiciones desfavorables orillaron a la suspensión del proyecto en 2016, en medio de una mala racha para el mercado energético, propiciada por la caída en los precios internacionales del crudo que obligaron a Pemex a realizar un recorte de 100 mil millones de pesos en su gasto.
Seis años más tarde, el Gobierno de la autodenominada Cuarta Transformación quiere revivir el proyecto de la mano de la empresa New Fortress Energy y una inversión de mil 500 millones de dólares.
“Nos ocupan los pendientes de las administraciones pasadas que nos quedan por resolver, entre los que destaca uno, tanto por el monto de la inversión realizada como por sus nulos resultados y el tiempo que estuvo suspendido, me refiero al yacimiento de gas no asociado denominado Lakach”, dijo Octavio Romero Oropeza, director general de Pemex, durante la inauguración de la refinería Olmeca, el pasado 1 de julio de este año.
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La contradicción
Este anuncio contradice la postura del Gobierno federal al inicio del sexenio, la cual desestimaba los proyectos en aguas profundas por ser poco productivos, caros y con baja rentabilidad.
“El discurso político dice una cosa y siempre terminan haciendo otra. El hecho es que Pemex está tratando de buscar oportunidades de negocio”, opina Santiago Arroyo, CEO de Ursus Energy.
Aunque considera positivo que Pemex haya reactivado ese proyecto de la mano de una empresa privada, subraya que habría sido deseable que utilizara el modelo de farmout.
“Lo están haciendo a través de un contrato de servicios, pero convendría un farmout por el tema de riesgos, porque ahora es Pemex el que debe asumir todos los riesgos y eso podría implicar pérdidas financieras. Es un volado”, destaca.
Al análisis se suma Arturo Carranza, director de proyectos de Energía en Akza Advisors, en cuya perspectiva, Lakach podría ser un campo rentable si y solo si se mantienen los elevados precios de los hidrocarburos a nivel internacional.