Fueron nueve procesos de licitación pública internacional de contratos petroleros que se efectuaron en México entre 2015 y 2018, siendo el primero de ellos el que tuvo lugar la mañana del 15 de julio de 2015 en el auditorio de Nacional Financiera.
Pese a su fatídico resultado de adjudicación -tras sólo colocar dos áreas contractuales de 14 seleccionados-, aquella licitación representó un parteaguas en la industria nacional tras poner fin (en la práctica) a la exclusividad que Pemex ejercía sobre las actividades de exploración y producción en el territorio nacional.
A la vez marcó un antes y un después en la selección de bloques para los procesos licitatorios subsecuentes.
En el pasado webinar de Diálogos con Energía “Ronda petroleras: Hitos, rezagos y oportunidades”, Marco Cota, director General de Grupo Talanza recordó aquel día de julio de hace seis años cuando se avanzó hacia un modelo abierto y de inversión privada.
“Justo después de la adjudicación del bloque 7 hubo un receso. El consenso técnico apuntalaba que venía lo mejor en la segunda parte de la licitación, mientras que el consenso de la industria era que no había nada mejor y efectivamente fue un desastre porque todos quedaron desiertos”, comentó.
En su análisis de lo ocurrido, Cota, quien fungía en aquellos tiempos como director General de Exploración y Extracción de Hidrocarburos en la Secretaría de Energía (Sener), entendió que la selección de bloques había sido la incorrecta pues la industria es la que debía elegir y proponer, de ahí que se pensara en el diseño de una política detrás del Plan Quinquenal de Licitaciones para la Exploración y Extracción de Hidrocarburos.
“Se abrió un espacio a la industria para que nominaran sus bloques y después de la Ronda 1.1 la selección de áreas fue todo más relajado ya que nos dimos cuenta que el sector privado tiene un rol muy importante que jugar porque hay muchas variables detrás de lo que podría ser interesante, no es un criterio meramente geológico sino también comercial”, señaló.
Al exterior, la apertura del sector energético o de la industria de hidrocarburos en particular, fue visto con buenos ojos. Pol Palacios, director general de la empresa extranjera XWELLS confirmó que las Rondas pusieron a México en el mapa internacional de la inversión, tecnología y la creación de valor.
“Las Rondas llevaron valor a México, el éxito o no es diferente porque a veces no se producen barriles pero se gana en tecnología, formación, apertura al mundo y que los mexicanos tienen una oportunidad desde allí de invertir en otros países y de traer valor a su pueblo, podríamos ver un valor afuera de los barriles”, manifestó Pol.
En su visión, la realización de los procesos de licitación se volvieron un atractivo de México, uno más a la lista de puntos a favor con los que cuenta la nación dada su geología, cercanía con Estados Unidos o potencial en hidrocarburos.
“México ahora tiene una oportunidad fantástica porque México no sólo tiene las cuencas o los ingenieros, tiene los actores que son capaces de financiar y yo creo que esos actores deben ser apoyados para entrar en una cadena de valor mexicana para desarrollarla”, indicó.
Para Cristel Domínguez, representante del Comité de Hidrocarburos en Women Energy Network, la Ronda 1.1 fue el primer ejercicio de transparencia celebrado en el país que captó el interés de gigantes petroleros y que surgió en un corto tiempo.
“La industria desde el primer momento se ha visto interesada, ha demostrado que México es una opción y sigue siendo hasta la fecha”, señaló.
A la par, Domínguez destacó la rápida organización de la industria y el cómo la Asociación Mexicana de Empresas de Hidrocarburos surgió en 2015.
“Como sector privado también nos organizamos rápido y hubo una voz que pudo traer a la mesa una voz homogénea que fue la Amexhi”, dijo.
En el análisis de Fausto Álvarez, consultor en temas energéticos, México estaba en ‘pañales’ al momento de generar todos los modelos contractuales y los procesos de licitación y aun con ello se logró marcar un ejemplo a seguir a nivel internacional.
Dentro de los aprendizajes que, para él dejaron las primeras convocatorias, fue el no haber fijado valores máximos y mínimos como pasó en la Ronda 1.1 o 1.3.
“A partir de la ronda 1.4 donde se vio todo el aprendizaje en esos modelos contractuales y el proceso licitatorio; de ahí en adelante agarró este esquema una forma ya más madura”, señaló.
Álvarez fue claro en su mensaje tras señalar que el éxito de las Rondas no debiera basarse sólo en un tema de producción de barriles; habría que considerar también el porcentaje de éxito exploratorio, el porcentaje de éxito en la incorporación de reservas y de nuevos campos como Zama.
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“Para medir el éxito de los contratos tendrías que establecer métricas que permitan evaluar de manera correcta el éxito en cada una de las etapas en las que se encuentran los contratos”, comentó.