Investigadores y especialistas del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), desarrollaron una tecnología integral, única en su tipo, para el control de sólidos en pozos productores de hidrocarburos después de su terminación, hito que reafirma el compromiso del Instituto por innovar en pro de la industria energética nacional.
De acuerdo con la institución, esta nueva tecnología se enfoca en mantener las condiciones productivas de los pozos y salvaguardar la integridad mecánica de los equipos instalados en fondo y superficie.
“Ello resuelve la problemática vigente en los activos de producción del país, ya que el 90 por ciento de los pozos que se encuentran, principalmente en el Aceite Terciario del Golfo y Reynosa, presentan problemas de producción de solidos (fragmentos desprendidos de la roca generadora de hidrocarburos) y de apuntalantes de fractura”, explicó el IMP en un comunicado.
Detalló que lo anterior fue posible gracias al desarrollo de dos grupos de tecnologías que incluyen en conjunto cinco productos retenedores de sólidos, diseñados para evitar la acumulación y efectos abrasivos que dañan tuberías y equipos de pozos e instalaciones superficiales: un Retenedor Superficial Selectivo de Solidos RESUSS-IMP® y cuatro para el Control Subsuperficial de Sólidos ECOSS-IMP®.
El Retenedor Superficial Selectivo de Sólidos RESUSS-IMP®, efectúa la medición y retención superficial de los sólidos (apuntalante de fractura y/o sólidos de formación) provenientes de los pozos, un equipo de alta eficiencia que reduce costos de inversión por mantenimiento y evita producción diferida por paros totales, ya que se instala en tiempos menores a una hora.
En tanto, ECOSS-IMP® integra retenedores para fondo de pozo en los que el reto tecnológico es evitar su obstrucción, ya que retiene los sólidos en el fondo y no permite que se forme una columna de sólidos, lo cual garantiza un cedazo permeable.
Entre las ventajas que tienen estas tecnologías destacan: su versatilidad y facilidad de instalación en el sistema integral de producción, su bajo costo y alta eficiencia; mínima producción diferida que proporciona resultados cuantificables en forma inmediata.
De acuerdo con el IMP los principales beneficios para la industria petrolera son: mantener la integridad mecánica de las instalaciones superficiales y equipos; reducir los costos de inversión por mantenimiento; evitar producción diferida por paros totales y eliminar el impacto ambiental por fugas.
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