
Su espíritu valiente la llevó de Veracruz a la Ciudad de México para estudiar derecho, firme en la convicción de defender las causas justas, aportar su granito de arena a la transformación social desde las diferentes versiones de uno mismo.
Karen Ileana Ortiz es una de las voces femeninas más reconocidas del sector energético con una trayectoria que le ha permitido ocupar cargos directivos en instituciones públicas y el sector privado, resultado de la cultura del esfuerzo, pues el estudio, la constancia y la disciplina, han sido la llave para abrir esas puertas.
Su abuelo, ejemplo de fortaleza
Aunque la especialista nació en la Ciudad de México, desde recién nacida fue criada en Veracruz por sus abuelos, pues un problema de salud puso en riesgo la vida de su madre, quien afortunadamente saldría victoriosa de esa batalla.
Karen aprendió de su abuelo la cultura del esfuerzo y la fortaleza para defender sus ideales, además heredó este gusto por el sector energético, ya que es un ingeniero ex colaborador de PEMEX.
“Yo nazco prematura y mi mamá entra en coma, entonces me llevaron con mis abuelos, ya después mi mamá sale de peligro, pero yo crezco en Veracruz. Fui la primera nieta y crecí mucho con el reflejo y la imagen de mi abuelo materno, un hombre muy trabajador”, recordó en entrevista para Energy21.
Su abuelo es una figura clave en su vida, le ayudó a forjar un carácter firme para defenderse y le abrió las alas para mostrarle que todo era posible con trabajo y disciplina.
El carácter que se había forjado se convirtió en la guía para seguir sus sueños y estudiar derecho en la Ciudad de México. Desafortunadamente, este sería uno de los primeros enfrentamientos con el patriarcado.
“Estaba en la prepa y yo no quería estudiar en Veracruz, quería irme a la Ciudad de México y ser abogada, ese fue uno de mis primeros enfrentamientos con el patriarcado porque mi abuelo me decía que era una carrera de hombres”, comentó.
Con el corazón en la mano, Karen recuerda que su decisión causó una ruptura en su relación con quien había visto como un super héroe toda su vida, pero recordó que ella había sido formada para defender sus ideales.
Alentada por su madre, Karen tomó las maletas y emprendió su aventura académica en la capital del país. Sin embargo, aquí vendría el segundo round con el patriarcado, pues en una clase a la que asistió como oyente en una escuela privada de abogados, fue testigo de un acto de discriminación a una mujer que intentaba participar en la charla.
“Las mujeres se sentaban atrás, los hombres adelante y a una mujer que estaba participando y queriendo contestar este una pregunta que le estaba haciendo de bienes y derechos reales le pidieron más sensatez porque iba a ser la esposa de un notario. En ese momento me paré y me salí, no podía estar en un lugar así”, apuntó.
Ortiz decidió iniciar su formación profesional en el ITAM, dado que ahí encontró una escuela con especialización técnica y apertura a la participación femenina. Pese a que inicialmente estudiaba también la licenciatura en economía, tuvo que suspenderla, pues había obtenido una beca, por lo que debía estudiar y trabajar para complementar sus gastos.
“Algo que siempre tuve claro desde la secundaria es que yo venía a hacer mi propio nombre y construir mi propio camino, no vengo de una familia de abolengo ni de recomendados”, dijo.
Cada paso le permitía a Karen acercase a sus metas, por lo que en 2014 es aceptada para trabajar como subdirectora de Desarrollo Institucional de la Autoridad Investigadora en la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE), tras un largo proceso de selección.
Aquí se encendió la chispa para colaborar en el sector energético, pero enfocada en la industria eléctrica, camino que le ha dado grandes satisfacciones como ser una de las primeras mujeres participantes en arbitrajes internacionales y ser de las primeras mujeres especializadas en ejercer la competencia económica tras la Reforma Energética de 2013.
Con satisfacción de haber obtenido resultados positivos en su trayectoria profesional, Karen no se ha casado únicamente con la idea de ser abogada, hoy considera que existen muchas versiones de uno mismo que pueden aportar a la sociedad.
“Podemos ser lo que queramos, lo que arda dentro de nosotros para compartir al mundo. Yo soy abogada, pero no me caso con esa versión de mí, también soy socióloga y empresaria porque dirijo una empresa de cuidado personal (…) si tienes muchos talentos o si puedes desarrollar muchas versiones de ti mismo para generar un impacto para tu comunidad, para tu sociedad o para para ser un ejemplo, no tengas miedo de hacerlo”, concluyó.
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