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Con el apagón… ¿Se reduce la contaminación?

La luz es un elemento clave que ha permitido el desarrollo de la humanidad, ya que desde su principio más básico, les permitió a nuestros ancestros definir el día y la noche tomando como base la iluminación natural.

 

Miles de años después y, con el descubrimiento de la luz artificial, la sociedad transitó hacia un nuevo modelo de convivencia que implicaba la realización de actividades durante la noche aprovechando sus beneficios, sin embargo, trajo consigo la ‘contaminación lumínica’.

 

De acuerdo con especialistas, la contaminación lumínica es definida como una alteración de la oscuridad natural a causa de una luz artificial que es innecesaria o inadecuada en espacios exteriores.

 

Este desperdicio de luz afecta a las ciudades y a las poblaciones, pues un estudio de Fabio Falchi y un grupo de investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología de la Contaminación Lumínica, refiere que el 60 por ciento de la población en Europa no puede ver la Vía Láctea por culpa de este fenómeno.

 

En tanto, estudios realizados por la Universidad de Valencia en España, concluyeron que las luces led son más dañinas, lumínicamente hablando, debido contaminan dos veces más el cielo nocturno, además de que tienen impacto negativo en el medio ambiente y la salud.

 

Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) estima que la problemática se incrementa un 4 por ciento anualmente a causa del crecimiento demográfico y la expansión de las ciudades, principalmente en países en desarrollo.

 

Con el objetivo de encontrar una solución a nivel local, en noviembre de 2019, el Pleno del Senado de la República aprobó una reforma a la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente para combatir esta problemática.

 

En ella se estableció que la contaminación lumínica se produce por la expansión desordenada de la luz artificial, ya que no existe una regulación que establezca controles administrativos sobre horarios, intensidad y características técnicas para su colocación.

 

Posteriormente, fue enviada a la Cámara de Diputados para su aprobación y, el 19 de enero de 2021, entraron en vigor las reformas referidas destacando que la luz intrusa es una forma de contaminación que afecta las observaciones astronómicas e incrementa el consumo energético.

 

“Con esta reforma se impulsa una política para la recuperación de la transparencia del cielo y la reducción del gasto en consumo de energía eléctrica para el suministro del servicio de alumbrado público, mediante el uso de luminarias adecuadas y, en consecuencia, reducir las emisiones de gas de efecto invernadero, causante del calentamiento global”, apuntó la Cámara de Diputados.

 

 

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